#ElPerúQueQueremos

Venezuela - Una metáfora que ronda y duele.

… Hoy puede que el país se desdibuje en los trazos de un garabato de “asombros”, ese revoltijo de insensatez e incoherencias soplado al viento como un pergamino eclipsado en la discordia (más allá que en la concordia y el sentido común) “posicionado” en eso que algunos (los de siempre) pretenden caricaturizar desde el llanto o los ojos absortos en la perplejidad… Quién iba a decirlo!!!

Robert C. Díaz

Publicado: 2016-09-02

El Quilombo - Colectivo de arte e imagen

Los incautos, se sacuden la roncha… Nadie quiere creer lo que se levanta a la vista. La plaga de los que "juegan y ganan los partidos fuera de la cancha", los "pinceles idóneos para el éxito”, distantes se posicionan parapetados en su bóveda de cristal... al tiempo que el país, de a poco, va yéndose a la mierda y esta nata imberbe e indolente, no atina algo más sutil que irse por encima de la crema, taparse los oídos con auriculares “reggaetoneros” y mirar para otra parte y “desconectar” de todo y de todos... hasta hacerse “miopes” contemplando el pintoresco episodio de las decisiones, mordidos por la franja de afectos y afinidades... pero el mundo para ser mundo no puede carecer de esos limones.... acaso, se sacude la tierra, “tiembla sin que sus remembranzas sean un sentido figurado” y de un pase de manos, vienen al mundo estas contemplativas maravillas. Con ello, gravita en su "esplendor", la píldora dorada de “la palabra precisa”, la que, a diario, nos invade tras la impaciente paciencia, tras la lujuria anquilosada de hacernos preguntas sin hallar respuestas, de graficar las coordenadas existenciales del “hipotético país” que con gallardía e incólume sensibilidad habrían de soñar nuestros abuelos… entonces, todos, como un puño corremos a dignificar nuestra parcela, nuestro laberinto de armonías y sentimientos. A soltar las amarras y reivindicar el grito de lucha contra el sueño trunco, la frustración como un disparo en la sien, durante el día, la noche, la madrugada, esa escaramuza angustiosa y trapera, siempre amarrada a las “mismas cruces y tempestades”, a los trillados designios, al chiste morboso que implica la libertad maquillada de sembradas mezquindades y retóricas, el mismo al almuerzo del desayuno siguiente, la incongruencia sin adjetivos que adornen, y ahí, en medio del caos, viril y agazapada, la cuerda invisible que desde la sombra, aspira hallar su "propia luz" un día.

La policía enfrenta a los seguidores de la oposición. Foto: AFP / Juan Barreto.

Y es que todo halla sitio en este saco de desencuentros y mutilaciones. Tal vez, por ello, el “escape a dónde sea” (“poderosa razón de circunstancias”), cuele como único precepto o alternativa imantado a la civilidad, en particular, el día a día de los más jóvenes quienes, sin otro horizonte a manos, cargan con la frustración inoculada por la corruptela de sus gobernantes. De ahí que, como sea, hacen de tripa corazón con tal de hallar respiro y salir a flote, en medio de la agonía colectiva, de la repetición uniforme de consignas caudillistas, como garantía de jugártela y "sobrevivir sin ser señalado, vigilado y amordazado", y así, como si nada, seguir “haciendo caminos”, al son de los versos del poeta, con tal de hacerte un sitio y ser consecuente con tus principios y filantropia, con el amor a cuestas y la consciencia y sobrevivir sorteando derroteros con el alma “ametrallada” tras montones de rótulos de eufemismos partidistas, de dictámenes marciales y luctuosos, de discursos altisonantes y manipuladores, de montones de palabras huecas e inservibles, de repasar una ristra de razones, de alentar la gracia de cobijar el sentimiento junto al karma del “deber cumplido” y la pupila pendiente de “hechiceras profecías”…

Un hombre que participaba en la marcha en oposición a Maduro es detenido. Foto: AFP / Federico Parra.

Un choque entre la policía y la oposición en Caracas. Foto: AFP / Juan Barreto.

Un choque entre la policía y la oposición en Caracas. Foto: AFP / Juan Barreto.

En definitivas, hoy puede que la consciencia refriegue a sus taimados compromisos, y de paso, cada cual a su modo, consiga remover su dioses y dilemas, su biblioteca de “destinos”, sus placeres morboso y diatribas… Puesto que, hoy puede que la libertad deje de ser esa prenda misteriosa, ese oropel paradisíaco engalanada en canjear motivos y pareceres, con tal de diseminar los pupitres de las escuelas, argentar el fruto sudoroso del barbecho, convidar a la hoja que se mece a hacerse un sitio permanente, donde soplan los cantos de una nación ya harta de mártires y del showbiz que a diario sacuden las calles, falseado bajo el patrioterismo partidista y dictatorial… Puesto que hoy puede ser que una nación, la hermosa y prolífera, la gallarda Venezuela del Libertador, de una vez y por todas se sacuda la propaganda populista que a través de 17 veranos le carcome y convierte en un escuálido terruño, cansado, saqueado, mancillado, y lo peor, distorsionado, carente de rumbos y actitudes, vilipendiado desde los goles de la “vinotinto” e intentando hacer patria tras la herencia altruista del legado de sus próceres. 

Un choque entre la policía y la oposición en Caracas. Foto: AFP / Juan Barreto.

Gran cantidad de gente llega a Caracas para participar de la manifestación. Foto: AFP / Federico Parra.

La policía enfrenta a opositores en Caracas. Foto: AFP / Juan Barreto.

Hoy puede que un cierto brote de amnesia colectiva le sumerja en medio de trifulcas callejeras, en el pandillerismo solapado de odios “diseñados” en laboratorios, de divisiones, de miedos (con antídotos), de sangre derramada, de bandos y fichas sobre el mismo tablero y hasta puede que el dolor consiga pasar por encima de la soberbia del mal trago, porque, de una vez y por todas, en cualquier caso, el reloj del cambio ha roto con la inercia de sus cotidianas rutinas y , sin para más, hacer trinchera y probarse así mismo y de corrido, zafarse la agonía perenne que ha sido sembrada en la consciencia cívica de hermosa y generosa tierra. A ver si, de una “puta vez”, con todos los abrazos y las almas que les une al sentimiento de nación, hallar el rumbo y ponerse en marcha en pos de sus inclaudicables e imperecederos sueños, porque simplemente, hoy puede que el país ungido en el clamor de su esperanza, deje de ser la metáfora que tanto nos duele y a la vez, nos ronda… pero esto es sólo, un “puede que sea”… una aspiración, más allá de la mera consigna etiquetada en los titulares de los diarios… tengámoslo presente...

Gran cantidad de gente llega a Caracas para participar de la manifestación. Foto: EFE / Miguel Gutierrez

Gran cantidad de gente llega a Caracas para participar de la manifestación. Foto: Reuters / Marco Bello.

De momento, repican tambores, el “cuatro” afina su tonada y la clave rastrea con golpe seco, el eco de sus idilios. 

Una música contagiosa armoniza acorde al rumor que salpica de nítidos presagios. Melodías silvestres y callejeras suenan con todos sus vítores y soles y, por si fuera poco, hasta puede que haya quien, desde el trance, se desgarite meneando alientos y caderas.

La policía enfrenta a manifestantes de la oposición. Foto: AFP / Juan Barreto.

Comienza la Toma de Caracas entre obstáculos revolucionarios. Foto: Reuters / Marco Bello.

Como un misterio piadoso del desespero hace que se disparen las alarmas. La multitud se congrega sin esperar señal alguna. De momento habita una muy calculada parsimonia.

Pero todos atentos. El tic-tac de la vida suele ser, en mucho, un raro compás capaz de mover algo más que un sonoro capricho de “fusas y corcheas”...

Comienza la Toma de Caracas entre obstáculos revolucionarios. Foto: AFP / Juan Barreto.

y desde tal rareza, la música se impacienta, y de manera espontánea se implica, sacando lo más nítido de sí, vertiendo su naturaleza, hasta romper con los moldes de su savia y contagiosa timidez y, … una vez en tal trance, no hay quien pare.

... entonces, a sonar se ha dicho !!!

Indígenas participan en la marcha de la oposición. Foto: AFP / Juan Barreto.


Robert C. Díaz - Desde Londres.


Escrito por

Fabián Cabrera

Periodista, cantautor y documentalista de Mendoza, Argentina.


Publicado en